Qué ver y hacer en Sidi Bou Said

Sidi Bou Said

Apenas 20 kilómetros al sur de Ciudad de Túnez, sobre los acantilados de la bahía, se halla una de las poblaciones más hermosas del país tunecino: Sidi Bou Said. Es bella incluso por ley, ya que desde 1920 es obligatorio en ella que todas las casas tengan las paredes pintadas de color blanco, y las puertas, ventanas y rejes de color celeste.

Sidi Bou Said tiene poco más de cinco mil habitantes y es uno de los rincones con más encanto de Túnez. Dicen que estos colores azul y blanco simbolizan la buena suerte que en esta ciudad siempre le desean al viajero. Sus callejuelas estrechas y sinuosas son todo un esfuerzo y una recompensa para los ojos del turista. El olor del café y el té impregna cada uno de sus rincones.

El turismo ha hecho acto de presencia en los últimos años en Sidi Bou Said, de manera que cada vez se vean más tiendas, bazares y pequeños talleres en los que comprar artículos de artesanía musulmana. Un paseo por estas callejas azul y blancas es ideal para descubrir, posiblemente, una de las poblaciones más hermosas del Mediterráneo.

– QUÉ VER

Mezquita de Abu Said al-Beji

Esta mezquita, también conocida como Mezquita Zaouia, se sitúa en la Plaza 7 de Noviembre y lleva el nombre del santo musulmán que dio origen a la ciudad tras retirarse aquí a orar, Abu Saib Ibn Khalef Ibn Yahia El Beji. Murió en el año 1231 y está enterrado en un mausoleo bajo la cúpula de la mezquita. Desde entonces son muchos los musulmanes que vienen hasta Sidi Bou Said en peregrinación. Las obras de construcción del templo fueron dirigidas por Hussein Bey.

– Plaza 7 de Noviembre

Si llegáis a Sidi Bou Said en excursión desde Túnez, esta será la primera plaza que os saldrá al paso, ya que aquí está la estación de ferrocarril y donde se toma el autobús. Tiene una rotonda en el centro y es punto de encuentro de turistas y lugareños. Además desde aquí se abre una calle ascendente, que es la que nos lleva a visitar el corazón de Sidi Bou Said y el encanto de sus casas blancas y azules.

– Plaza Sidi Bou Said

Es otro punto de encuentro de la población más bullicioso que el anterior, ya que está rodeado de tiendas, puestos de dulces, teterías, etc… Se llega a ella a través de una calle empinada que viene de la Plaza 7 de Noviembre. Aquí podemos entrar en algún café para tomar un té, sentarnos a disfrutar del ambiente o recorrer las tiendas y puestos ambulantes para regatear con los vendedores y llevarnos algún recuerdo.

– Calle Habib Thameur

Tras dejar atrás la mezquita nos podemos adentrar por la calle comercial de Sidi Bou Said. Es algo así como un pequeño bazar, con tiendas y puestos para comprar todo tipo de souvenirs y objetos típicos. Es una calle empinada que siempre está llena de gente, por lo que hay que tomárselo con calma. De todas maneras se puede pasear perfectamente por ella, aunque está mucho más bulliciosa los fines de semana. Como os podéis imaginar se usa el arte del regateo para comprar.

– Café des Nattes

Subiendo por la calle anterior se llega hasta la Plaza Sidi Bou Said, donde se encuentra el Café des Nattes o Café de las Esteras, ya que todo el suelo está repleto de ellas. Dicen muchos tunecinos que este es el café más conocido del país, y en él tuvieron lugar muchas tertulias literarias con Sartre, Oscar Wilde, André Gide o Maupassant como ilustres invitados. Decorado con colores verde y rojo, se puede probar un buen café, un té de menta o té verde con piñones o fumar un narguile. Hay otro café en la plaza, el de las Delicias, menos conocido pero con mejores vistas.

Cafe de las Delicias

– Casa de Dar El Annabi

En el centro de Sidi Bou Said se halla esta casa tradicional. Actualmente funciona como casa-museo y perteneció a un rico comerciante. Podemos entrar en ella para conocer cómo es el interior de una típica casa tunecina, con su cocina, sus dormitorios, su baño y el patio. Tras subir una pequeña escalera se accede a la azotea desde la que se observa una magnífica vista del Golfo de Túnez y los tejados y calles del pueblo. El precio de la entrada apenas cuesta 2 euros, e incluye un té.

– Palacio del Barón de Erlanger

Lleva el nombre del Barón d’Erlanger, el mismo que promulgó la ley de los colores de las casas, quien se instaló en el pueblo en 1912 construyéndose este pequeño palacete para vivir. Este palacio acoge desde 1991 el Centro de Músicas Árabes y Mediterráneas con el fin de recuperar y proteger el patrimonio musical tunecino. Ya el edificio en sí es una maravilla, con su exquisita decoración árabe-andaluza. Hay que destacar también la colección de manuscritos árabes del siglo XII que alberga.

– QUÉ HACER

Nada mejor que pasear por las pequeñas callejuelas del pueblo, disfrutando de las fachadas blancas y azules de las casas tradicionales. Estas calles son estrechas y empedradas, algunas de ellas algo empinadas, pero merece la pena el esfuerzo de alcanzar la parte más alta y contemplar la vista panorámica.

Para saborear mejor estas vistas podéis entrar en alguno de sus dos cafés principales, el Café des Nattes o el Café de las Delicias. Ambos están situados en la Plaza Sidi Bou Said, y desde sus terrazas se contempla una magnífica panorámica del Golfo de Túnez y los tejados de las casas. Aunque siempre suele estar más bullicioso el Café des Nattes, el secreto consiste es asomaros en el Café de las Delicias, que ofrece mejores vistas.

Junto a las vistas se saborea el sugerente aroma de un café o un té verde con piñones, además de fumar un narguile. Después en la misma plaza podéis lanzaros al regateo en los puestos ambulantes y tiendas, en los que adquirir algunos de los productos más típicos de la zona. Alfombras, esteras, teteras, vasitos para el café, colgantes, pendientes… hasta exóticas jaulas para pájaros. Todos los productos suelen estar hechos a mano, de ahí que el precio tal vez sea un poco caro.

Una visita cultural es la que se puede hacer a los dos museos del pueblo, Dar el Annabi y el Museo de la Música Árabe y Mediterránea. El primero de ellos se halla en una vieja casa tradicional del siglo XVIII, y allí descubriremos las principales estancias de cualquiera de las casas de Sidi Bou Said. El Museo de la Música Árabe y Mediterránea es una de las grandes joyas de la arquitectura árabe-andalusí.

La visita la podemos concluir o bien en la parte más alta del pueblo, disfrutando de las vistas, o bien abajo, en la bahía de Túnez. Se puede pasear por la playa y, si es verano, darnos incluso un chapuzón en las aguas del Mediterráneo. Sidi Bou Said es sin duda uno de los rincones con más encanto de Túnez, sino en el que más.

Foto 1 Vía Oskuro
Foto 2 Vía Twip

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