Qué ver en la ciudad de Túnez

Tunez capital

La gran mayoría de la gente, cuando se plantean unas vacaciones en Túnez, piensan en hermosos hoteles con piscina y en playas paradisiacas, en cenas a la luz de la luna en el desierto y en una escapada a Cartago.

Sin embargo la capital de la República Tunecina tiene mucho que ofrecernos también, y no sólo por lo que respecta a esa clase de turismo, que también, sino que su oferta cultural y de ocio no tiene nada que envidiar a la de otras ciudades, como algunas europeas.

Su legado histórico viene cargado de la herencia que grandes pueblos e imperios dejaron en ella como impronta. De este modo, sus monumentos históricos acusan la influencia púnica, romana, bizantina, islámica y cristiana. En este sentido, la ciudad de Túnez está dominada por la importante mezquita Zitouna, que es todo un referente para el resto de mezquitas siendo, además, la segunda mayor en tamaño tras la de Kairouán. Como curiosidad, es necesario mencionar que aquellas personas que no sean musulmanas, tan sólo podrán entrar al patio central.

No obstante, la Catedral de San Vicente de Paúl también es considerada como todo un oasis para aquellos que profesen la religión cristiana, en un país de clara inclinación musulmana.

Su imponente Medina fue declarada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1979 y está caracterizada por ser mucho más diáfana que otras, efecto que se logra gracias a su amplitud y a su limpieza o su luminosidad lo que, a su vez, consigue que sea muchísimo menos caótica que otras. Sus tranquilos colores, el blanco, el azul y el turquesa, junto con el rojo y el amarillo, harán que la visita sea de lo más distendida, y la calma se adueñará del paseo con la máxima facilidad, llevándonos por sus callejuelas hasta la Mezquita y a la Kasbah, con sus característicos arcos de color negro y blanco.

Por lo que respecta al pasado más remoto, el Museo del Bardo es toda una verdadera atracción turística, albergando en su interior una de las mejores y más grandes colecciones de mosaicos romanos, de entre los siglos II y IV, del mundo. Además de esto, el museo guarda también otro tipo de tesoros pertenecientes a los períodos cartaginés, cristiano e islámico, por lo que su visita se vuelve del todo imprescindible antes de abandonar la ciudad.

En cuanto a la actualidad, Túnez no sería Túnez sin sus innumerables zocos, llenos de vida y de colores, de olores y de sabores, que contribuyen con su bullicio y su ritmo a hacer que nuestra estancia en la ciudad sea algo realmente auténtico y autóctono, y que nos permiten zambullirnos de lleno en la vida de la misma.

Por si todo esto fuera poco, la proximidad de la capital con otros destinos de interés turístico nos permite plantearnos la idea de realizar algunas excursiones, a cada cual más interesante. A este respecto, podremos desplazarnos a la bella Hammamet, a la impresionante Cartago o a Bizerte, por citar tan sólo algunas de las opciones.

No lo dudes, acércate a descubrir esta maravillosa ciudad… no te defraudará.

Foto Vía: About cruises

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