Kerkoune, maravilla arqueológica
Localizada en la bellísima península de Cabo Bon, a 12 kilómetros al norte de Kelibia, se encuentra la ciudad de Kerkoune, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1985 en virtud de sus magníficos restos púnicos, concretamente por el yacimiento que comprende una necrópolis de esta época.
El hecho que la distingue, y que la ha hecho merecedora de tal galardón, es que son estos los únicos restos de arquitectura púnica que han permanecido intactos, sin ningún tipo de modificación, a lo largo de los siglos; esto es así porque, lo más probable, es que la ciudad fuese destruida y abandonada durante la Primera Guerra Púnica (alrededor del siglo III antes de Cristo).
Además, los romanos tomaron la decisión de no reconstruirla por lo que sus vestigios son, junto a los de Cartago, Útica y Hadrumentum, los más importantes en este sentido.
Como suele suceder con muchos de los yacimientos provenientes de la Antigüedad, su descubrimiento fue puramente fortuito: corría el año 1952 cuando Pierre Cintas (inspector, por aquel entonces, de antigüedades púnicas en Túnez) y Charles Saumagne dieron con este impresionante hallazgo. Posteriormente, tras la independencia del país, fue el Instituto Nacional de Arqueología y del Arte quien se hizo cargo de los trabajos.
Las excavaciones dieron lugar a numerosas hipótesis pero, la falta de restos cerámicos alertó de que el asentamiento fuese, con casi toda probabilidad, prerromano. Además, una copa jónica que salió a la luz durante los trabajos permitió datar la fundación de la ciudad aproximadamente alrededor del siglo VI antes de Cristo.
Otra de las curiosidades que presentaba Kerkoune (que es, en verdad, el topónimo de la zona ya que el verdadero nombre de la ciudad se desconoce aún hoy) es que, pese a estar situada en las orillas del mar Mediterráneo, carecía de puerto, viéndose obligadas las embarcaciones a atracar en el antiguo puerto de Aspis, localizado en la actual Kelibia. Por si esto fuera poco, con un área total de 40 hectáreas y unos 2000 habitantes, la ciudad contaba con un excelente sistema de drenaje de aguas y, su pavimento, estaba recubierto de ladrillo y mosaico.
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