Los hammam en Túnez
Uno de los elementos más característicos de todo el mundo árabe (y que ya casi se ha convertido en una de sus señas de identidad) es, sin lugar a dudas, el hammam. En el caso concreto de Túnez, cada uno de los barrios que lo componen tiene su propio hammam que, por lo general, comparte fuego y caldera con un horno adjunto.
Todo aquel que desee visitar uno debe de saber que en él se lleva a cabo un auténtico ritual, el cual compagina perfectamente el cuidado corporal, la higiene y la relajación. Además, en aras de seguir y respetar las convicciones musulmanas, los hammanes disponen de horas y días reservados de manera alterna en función del sexo: unos horarios son exclusivos para mujeres y otros para los hombres.
En la actualidad, la ciudad de Túnez mantiene abiertos al público (siguiendo la directriz de la segregación según el sexo que marcábamos anteriormente) dos de sus baños históricos que aún permanecen en pie y que siguen manteniendo viva la tradición y el ceremonial: el de Daouylette y el de Kachachine.
Para todos aquellos que vayáis a visitar la ciudad no tengáis miedo de no encontrarlos: aparecen en todas las guías por ser los más famosos y, además, se localizan fácilmente debido a sus puertas pintadas de colores.
En el caso del hammam Kachachine, por ejemplo, está en el mismo corazón de la medina (concretamente en el zoco de los libreros). Es uno de los más antiguos de la ciudad, habiendo sido datado de la época otomana. Es importante tener en cuenta, a la hora de planificar las visitas, que éste tan sólo es para hombres.
Existen, sin embargo, algunas zonas donde el hammam se erige como una de las mayores y más apreciadas distracciones para las mujeres, siendo visto como todo un rito de belleza y de sensualidad con sus propias directrices y al que suelen acudir siempre en grupo.
Foto Vía: lonelyplanet.com
Categorias: Costumbres de Tunez