El árbol del paraíso o el Mosaico de Naro
A comienzos del siglo XX, más precisamente en el año 1905, el Museo de Arte de Brooklyn adquirió veintiún mosaicos a un capitán francés del protectorado de Túnez: mostraban los elementos habituales en el arte romano de África del Norte: escenas acuáticas, fuentes, animales pero… éstos tenían siete pequeños “menorá” o candelabros judíos.
Este mosaico fue llamado “el mosaico de Naro” y demuestra que la cultura judía formaba parte del paisaje cotidiano, con su misma arquitectura y su mismo arte. El centro del mosaico posee una inscripción en latín: “Juliana Pan, que donó la sinagoga sagrada”. Es realmente fascinante que una mujer fuese la donante de la sinagoga, pero en realidad, en aquellos tiempos, las mujeres judías cumplían el papel de mecenas de las sinagogas desde Roma hasta Galilea.
En el año 2005 el Museo de Arte de Brooklyn, con motivo del centenario de los mosaicos, realizó una exposición que se hizo muy famosa: la colección de mosaicos recuperados del siglo III de la Sinagoga de Naro, más objetos adicionales para crear una ambientación que explicara cómo era el mundo que produjo el Mosaico de Naro: textiles egipcios, mármoles, estatuas, joyería de oro y objetos rituales de bronce.
Para empezar, interesará al visitante saber que el mosaico se encontró en Hamman Lif y que la Sinagoga de Naro fue un lugar sagrado. La Tercera Guerra Púnica finalizó en el año 146 con la destrucción de Cartago, pero 50 años después, bajo el reinado de Augusto, Cartago se convirtió en la capital romana de África, con su importante puerto y su comercio y aquí vivían los romanos más ricos, muchos de los cuales eran de origen judío.
En 1883, bajo el protectorado francés, el capitán Ernest de Prudhomme comenzó a despejar el terreno de su patio trasero para preparar un jardín, en Hammam-Lif, a unos 50 Km. de Túnez, y realizó el increíble descubrimiento de los vestigios de una sinagoga de la época romana, con sus hermosos mosaicos de temas naturales, familiares y religiosos, perfectamente conservados.
Uno de los más bellos representa una palmera datilera o “Árbol del Paraíso” como también era llamada; otros mosaicos representan la personificación de Roma, las menorá, delfines, una gacela, pájaros en las viñas, cabezas de pez, un león y mucho más. Este descubrimiento revolucionó la arqueología de las sinagogas y permitió saber que aunque las leyes romanas eran muy duras, las comunidades judías de Turquía hasta España y desde Hungría hasta Túnez gozaban de una relativa prosperidad.
Foto: vía WikiPedia
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