Ciudadela de Béja, sus torres y murallas
La actual ciudad de Beja, distrito artesanal por excelencia, guarda sin embargo un impactante pasado histórico: estamos en la antigua Vaga númida, mencionada por Salustio y muchos otros historiadores y científicos de la antigüedad como Plinio el Viejo, que la ubica cerca de Castra Cornelia, Plutarco para quien es una ciudad importante llamada Vacca, y Silio Itálico que la menciona como antigua residencia de los reyes.
Beja se encuentra en el centro de una de las zonas más verdes del país, custodiada por las montañas de Khroumirie y al borde de una laguna que es una extensión del valle de Medjerda. Sus suelos son ricos en arcilla y con una capa de óxido de aluminio; son suelos únicos, de barro negro, cuya fertilidad llamó la atención de historiadores y viajeros.
También abunda la piedra caliza y entre ésta, los vestigios de los antiguos habitantes de esta región que fue un fondo marino, como erizos de mar y braquiópodos.
Habitada desde los tiempos más remotos por los antepasados de los bereberes, sedujo a todos los imperios con sus grandes bosques y sus bellezas naturales, aunque desde la antigüedad sus habitantes se dedicaron a la agricultura e inclusive a la música, acompañándose con cítaras construidas con los cuernos del ciervo orix.
De hecho, Beja es anterior a Cartago y la ciudad romana fue construida sobre los cimientos de la antigua Vacca, que ya era una ciudad rica, con abundantes arroyos y protegida por una enorme muralla.
Para saberlo todo acerca de esta etapa de su historia, comencemos nuestro recorrido por las Murallas de Beja. Las primeras fueron construidas a comienzos del siglo IX por Al Bakri; al este del muro se formó un gran suburbio. León el Africano las reforzó entre los siglos XV y XVI, y las murallas se conservaron aún hasta mediados del siglo XVIII.
Actualmente podemos ver el muro bizantino flanqueado por torres cuadradas; para las diversas reconstrucciones se utilizaron piedras y bloques tomados de monumentos antiguos. La parte este es atravesada por puertas estrechas, mientras que en su exterior crecen pequeños árboles frutales en jardines bien cultivados.
Estas murallas blancas brillan entre los olivares. La parte más interesante es la antigua muralla bizantina; tiene más de un kilómetro de extensión y está construida con elementos de otros monumentos. Llegó a tener veintitrés torres, y tres de sus lados: norte, este y oeste, permanecen intactos.
La cara sur abrigó las viviendas de árabes y judíos, de las que actualmente permanecen los antiguos cimientos. Las murallas forman una doble pared: la primera incluye la Ciudadela. La segunda, que rodea parte de la ciudad, tiene la forma de un hexágono irregular, flanqueado por 22 torres macizas.
Foto: Academic
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