Monastir, antigua Ruspina, ciudad moderna

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Monastir se encuentra en el centro-este de Túnez, sobre el Mar Mediterráneo.  Es una ciudad milenaria, testigo de la historia, que nos sorprende a cada paso; habitada desde los tiempos más remotos, recorrer sus callejuelas y conocer sus lugares históricos es un verdadero paseo a través del tiempo.

Las excavaciones arqueológicas han revelado la presencia humana desde la Edad de Piedra. Es la antigua Bir el Ater, de la civilización Ateriense, sobre la que los fenicios fundaron Ruspina, en el siglo IV a.C. y que se extendía más de ocho hectáreas en una ubicación estratégica.  A partir de la caída de Cartago, Ruspina recibió la presencia romana pero alcanzó el estatus de ciudad libre, con su gran puerto; fue la primera ciudad africana aliada del emperador Julio César.

Bajo el imperio árabe, fue la primera ciudad de Ifriqiya, como se llamaban los territorios de la parte oriental del norte de África. Se convirtió en una ciudad fortificada, con su gran Ribat fundado en el año 796 y las extensas fortificaciones construidas durante los siglos XV al XVIII.

El Ribat de Monastir es el más antiguas y mejor conservado del Magreb. Su Nador, torre de vigilancia de 20 metros de altura, ofrece unas hermosas vistas de la ciudad y la cornisa. Actualmente se encuentra allí el Museo de Arte Islámico, en el que se puede ver un astrolabio, manuscritos cúficos, obras de arte en tela, cerámica y vidrio, pero también fue una universidad que convirtió a la ciudad en un importante centro de las ciencias; de hecho, Ahmed Ibn Al-Jazzar, símbolo de la medicina de aquella época, llegó a Monastir para intercambiar conocimientos.

Durante mucho tiempo la ciudad de Monastir estuvo opacada por sus vecinas, pero recuperó su antiguo prestigio con la creación de centros universitarios; de hecho, ¡una quinta parte de su población está formada por estudiantes!

Además del Museo de Artes Islámicas podemos visitar el Mausoleo de Bourguiba, con su cúpula dorada, su galería de columnas de mármol y su minarete de 25 metros de alto, la Mezquita Bourguiba construida en 1963 con su fina decoración y una sala de oraciones con capacidad para mil personas, 86 columnas de mármol rosa, el mirhab recubierto de mosaicos con incrustaciones doradas y columnas de ónix, y diez nuevas puertas talladas en teca, obra de los artesanos de Kairouan.

La Gran Mezquita, justo al costado del Ribat, del siglo XIX; Dar Essaka, magnífica residencia otomana construida en 1932 en estilo oriental; la medina, ideal para perderse en sus calles pintorescas, y los vestigios de Sidi Ghedamsi, el yacimiento arqueológico donde se encuentran las tumbas prehistóricas talladas en la roca, son otros lugares que no debemos dejar de visitar.

Foto: Wikipedia

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