La isla de Djerba, estrella del turismo tunecino
Djerba es una gran isla en el golfo de Gabes; con sus 514 Km2 de superficie y más de 130.000 habitantes, invita al descanso y la relajación con propuestas turísticas para los visitantes más exigentes. Isla mítica, ya que se dice que aquí los marineros que acompañaban a Ulises probaron el mágico fruto del loto y casi se quedan en la isla para siempre…
La zona más turística de la isla es el lado este, pero alberga pequeños pueblos, olivares y jardines, mezquitas de formas extrañas, granjas fortificadas, todo un mundo de contrastes para descubrir.
Es muy fácil llegar a Djerba, en avión, ya que su Aeropuerto está a sólo 8 Km. de Humt Suk su capital, conectada con la mayoría de las ciudades europeas; otro aeropuerto es Mellita, cerca de Trípoli, en Libia, de la que está a 4 horas de viaje.
Las líneas de autobús la unen con Gabes, Medenine, Zarzis y Susa, pero si llegan en su propio automóvil deben tomar el transbordador que sale de El Jorf y los deja en Ajim, en un viaje de pocos minutos. También pueden tomar la carretera construida sobre la antigua calzada romana, hasta El Kantara. Dentro de la ciudad lo mejor es caminar o alquilar una bicicleta; hay autobuses que los acercarán a los pueblos de la isla, y también dos trenes turísticos que recorren la isla completa saliendo del centro de la capital.
Si la idea es quedarse, encontrarán alojamientos frente al mar, albergues y hoteles en las principales ciudades como Humt Suk, Midoun, la zona turística de Sidi Mahrez o cerca de la playa de Aghir, con opciones para todos los gustos y presupuestos. Comer no será problema; hay muchos restaurantes, negocios de comida rápida y lugares tradicionales que preparan la gastronomía local, inclusive algunos brindan espectáculos musicales o de danzas en vivo. No dejen de visitar en Essouani las tascas del barrio judío.
Para los que buscan algo más movido que la relajada vida de playa, la isla les ofrece muchas posibilidades de turismo activo, como campos de golf, carrovelismo y submarinismo, deporte que precisamente celebra su festival a fines de julio, con cursos, juegos y excursiones a la isla de Kataya, antiguo enclave de pescadores de esponjas.
Si llegan a fines de abril o principios de mayo podrán disfrutar de la Peregrinación a la Ghriba, antigua sinagoga de la isla; en julio y agosto se realiza el Festival de Ulises, con proyecciones de películas en el teatro al aire libre. A principios de agosto está el Festival de la Alfarería, y también el Festival Fantasía, una vistosa muestra de la destreza de los jinetes tunecinos.
Para llevar algo de recuerdo a casa, les recomendamos visitar los zocos, que funcionan un día distinto en cada ciudad; son famosas filigranas de plata con incrustaciones de coral de Tabarka.
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