Los magníficos baños imperiales de Antonino
Los baños romanos de Antonino se encontraban entre los más notables baños imperiales, por su colosal tamaño, ya que abarcaban una superficie de 4 hectáreas, y por la increíble riqueza de su decoración, asimilables a una catedral según el historiador francés Gilbert Charles-Picard. Actualmente es uno de los sitios turísticos más prestigiosos y visitados de Cartago.
Las ruinas todavía miran todavía hacia el el mar y nos permiten imaginar la principal avenida de la ciudad romana de Cartago, la vía norte, sobre la que estaba ubicado el Palacio. Comenzaron a construirse en el año 145 de nuestra era, bajo el imperio de Antoninus Pius, y se terminaron en el año 169 con los emperadores Marco Aurelio y Lucio Vero.
Las impactantes estructuras de las Termas de Antonino, ya desaparecidas, albergaban piscinas de agua caliente y fría, palestras y gimnasios, con sofisticados sistemas de refrigeración y calefacción y las formas de las más diversas, incluyendo vestuarios y gimnasios.
Los bañistas seguían la rutina recomendada por Plinio el Viejo: comenzaban por entrar al «sudatorium» que flanqueaba el «caldarium», donde recibía un rocío de agua caliente sobre la piel; una vez limpios y secos, se dirigían al «trepidarium», una zona de transición antes de correr a zambullirse en el «frigidarium» o piscina de agua fría. Este majestuoso palacio termal, con sus columnas de mármol, era muy concurrido por los romanos que desarrollaban así el culto de «mente sana en cuerpo sano».
Actualmente conforma un parque arqueológico en el que se han encontrado tumbas púnicas, villas y basílicas adyacentes al edificio de los baños. La gran columna del «frigidarium» nos da una idea acerca de la grandeza imperial, con sus 15 metros de altura, y su base de mármol blanco. Fue reconstruida a partir de los fragmentos, y hoy se sabe que fue tallada en una sola pieza de roca de granito gris; su base tenía un metro y medio de diámetro y su peso era de 60 toneladas.
La bóveda del frigidarium se apoyaba sobre ocho columnas de granito rojo, rematadas en capiteles y decoradas con cuerpos de gigantes rematados en colas de dragón. También se puede ver un trozo de friso de mármol blanco con una inscripción monumental que menciona las mejoras realizadas bajo el gobierno de Marco Aurelio y Lucio Vero.
Un ingenioso dispositivo de uso militar hacía invisible el palacio termal desde el mar, y le permitió desaparecer como por arte de magia, cuando los buques de guerra cartagineses entraron en el puerto.
Foto: Academic
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