La increible ciudad de Kairuan
Localizada a unos 160 kilómetros al sur de la capital posee una población que supera los 150.000 habitantes. Fundada alrededor del año 670, el nombre original deriva del persa Kâravân.
Kairuán es la cuarta ciudad más sagrada del islam después de La Meca, Medina y Jerusalén. En 1914 Paul Klee se quedó tan deslumbrado por esta ciudad tunecina, que escribió en su Diario : “Yo y el color somos uno… Soy pintor”. Y hoy día está para corroborarlo su insinuante acuarela Ante las puertas de Kairuán. La medina kairuanesa, tamizada por los ojos de Klee, se convirtió para siempre en una sucesión de cuadrados mágicos, las cúpulas se deshicieron de toda gravedad, y las luces descarnadas ganaron la partida a las formas. A fin de cuentas, la ciudad de los blancos laberintos le inspiraría tanto a Klee como a Picasso el paisaje de Horta de Sant Joan para crear otra rama de lo inexistente.
Al infiel, o sea al no musulmán, le permiten visitar Kairuán a diferencia de lo que sucede en La Meca y Medina. El problema en Kairuán sería ir ligeros de ropa, problema que se soluciona alquilando una bata blanca. Una vez que poseemos una vestimenta acorde, se puede visitar por ejemplo el patio de la Gran Mezquita desde donde se atisba el imponente bosque pétreo del interior del templo, donde vemos casi mil columnas que proceden del Coliseo de El Djem, y de otras ruinas romanas de Susa y Cartago.
La sede de la cofradía de Sidi Amor Abada, es uno de los sitios que uno no puede dejar de visitar, sin embargo resulta difícil de ser encontrado. Es un santón muy venerado en la villa y que abitó un herrero tan forzudo como Astérix. Su mausoleo se enclava dentro de un complejo, construido en 1872, que tiene cinco cúpulas. Lo más interesante es el pequeño museo donde ponen desde anclas , a enormes sables y una pipa gigantesca. En el año1855 Sidi Amor forjó dos cañones tan milagrosos que hasta que no llegaron a Sebastopol, en Crimea, no se pudo tomar esa ciudad, historia que se comenta como una hazaña del islam popular por la región.
Pero la santidad y grandeza de Kairuán no proviene únicamente de las historias de ese misterioso herrero, sino más que nada de haber sido edificada en el 670 por Akbar Ibn Nafi.
La ciudad naciente se convirtió enseguida en un importante punto de peregrinación musulmana. Todavía se dice que siete viajes a Kairuán son como uno a La Meca. En esta ciudad lo que más resalta , obviamente además de la Mezquita Okba, es la cantidad de mercados, donde se puede encontrar camellos de borra, bongos, narguilés, chaquetas de cuero entre infinidad de recuerdos.
En caso de querer adquirir alguno es fundamental el regateo, ya que los precios están elevados por los vendedores, los cuales contemplan de antemano la posterior baja del precio.
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